La Marcha Verde realizará mañana una concentración nacional que, al igual que las anteriores, será exitosa, aunque las condiciones hayan cambiado un poco.

Ese no es el problema.

El tema principal para los dirigentes de la Marcha es qué hacer a partir de mañana.

Los fenómenos sociales como la Marcha Verde están bien estudiados en la sociología y en la política, aunque todavía no haya un acuerdo general sobre los mismos. En lo que se está claro es que por su propia constitución esos grupos presentan dificultades para adoptar decisiones, existen problemas de protagonismo de algunos de sus líderes, y en momentos se dificulta establecer metas claras en razón de lo vario pinto de los grupos de interés que accionan dentro de ellos.

Uno de los peligros es no interpretar adecuadamente la coyuntura y morir de agotamiento. Otro es pensar que los temas que unifican a la Marcha se pueden llevar al campo electoral y convertirlos en votos.

Por eso, la situación que se plantea a partir de mañana debe ser muy sopesada por el liderazgo de los Verdes.

Observando desde fuera, diría que las circunstancias son las siguientes: a) el juicio Odebrecht, avenida principal de la campaña contra la impunidad, aunque no la única, entra ahora en un receso de varios meses. Por tanto, se impone una pausa en las movilizaciones, aunque debe mantenerse el tizón encendido por otros medios; b) iniciar una campaña de recolección de fondos para lo que viene y de educación en clubes y asociaciones sobre el fenómeno de la corrupción. La Marcha tiene buenos aliados en la clase media, pero necesita ampliar su base social por medio de las organizaciones barriales y de base. Seguiremos comentando.

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