En la colaboración anterior enfocamos Fortalezas 2014. Hoy examinamos debilidades y oportunidades perdidas como factores internos y externos adversos. Problemas, dificultades y obstáculos propios del territorio. Asimismo coyunturas que llegaron y no se aprovecharon en su justa dimensión. Incluimos los bajos niveles de gestión, las deficiencias organizacionales y pérdidas institucionales de Santiago.

El BID ha identificado una debilidad estructural de Santiago en la presencia de una gestión financiera que no atrae recursos a Santiago, ni tampoco permite crear un compromiso de los gobiernos locales y nacionales para apostar a más.

El Ayuntamiento tiene deudas históricas y el gobierno nacional no invierte lo que corresponde. El Ayuntamiento puede erogar hasta el 25% de los ingresos en su nómina. El 31% en servicios, por lo menos un 40% en construcción, y 4% para programas educación, salud y género. Fruto del pacto político el Ayuntamiento tiene una nómina abultadísima, incluso hoy existen precandidatos a la Alcaldía que han colocado más de 300 prosélitos políticos en funciones. La Cámara de Cuentas lo conoce todo.

En el 2014 no pudimos desarrollar verdaderos y reales gabinetes de gobierno, ni en el ayuntamiento, ni en la gobernación. Se han hecho esfuerzos, pero no hay institucionalidad en las decisiones colectivas de gobierno. El control de los diversos órganos de gobierno es escaso. Lo que no se controla, no se cumple; y los diversos departamentos provinciales y regionales del gobierno siguen sin coordinarse y ni articularse. Sólo alineando y dándoles plurifunciones a promotores, supervisores e inspectores tendríamos más de 1,500 agentes del Estado facilitando en Santiago la solución de problemas.

En 2014, aunque mejoró, todavía resulta grave el desorden de la basura y el explosivo Rafey. Esta gestión municipal se ha autocriticado en las decisiones que tomó al principio.  Pero la crítica interna no alcanzó para relanzar seriamente,  la Corporación de Aseo (CASA) como un ente de calidad.  Varios organismos de cooperación internacional nos han demostrado que  “la empresa externa que aparezca por Santiago ofertando hacer energía de basura, cuídense que son verdaderos timadores”. Estos bribones han timado cientos de gobiernos municipales de América, no conociéndose hasta ahora éxito alguno.

Lo que es un hecho en América y Europa, no termina de aceptarse en Santiago: los ayuntamientos solos no pueden resolver la basura. Por eso creamos CASA y los problemas iniciaron desde la pasada administración,  dado que después de aprobados sus estatutos y la creación del Sistema Integral de Residuos (GIRS), la dirección ejecutiva de CASA, abrogándose funciones que no le competían, nunca hizo gestiones para convocar la Junta Directiva; sólo hubo una reunión formal y luego nunca más se congregó este organismo. Al llegar la actual gestión no encontró una verdadera institucionalidad en CASA, y con razón o sin ella, arrasó con todo con lo bueno y todo lo malo de CASA.

¡Que vivan los genios grises del tercer mundo que en cualquier esquina inventan la fórmula del agua tibia, y tienen la capacidad alucinante de creérselo!

En 2014, muy a pesar de las inversiones del Alcalde en las vías, una gran debilidad fue el tránsito urbano. El ordenamiento de vehículos y peatones es la primera competencia de los Ayuntamientos y en Santiago se hizo pésimo. Los parquímetros siguen abandonados; el Consejo de Tránsito y Transporte no funciona, ni se convoca. A pesar de tener un parque vehicular mayor de 170 mil unidades, con más del 50% de motocicletas, muchos motoristas no tienen protección, ni registro municipal. Las motocicletas están sin certificar y los conductores son una gran amenaza para la vida y la seguridad ciudadana.

Asimismo se siguen entregando franjas de concho a discreción, la última aprobación efectuada por el actual Concejo de Regidores ha recibido críticas de todo el mundo. Decenas de semáforos dan problemas. Mientras no hay ni siquiera una ordenanza del Concejo de Regidores para regular la movilidad urbana, varios regidores con fines inconfesables, han tomado la creación de rutas de relajo.

Todo el esfuerzo que ha hecho el Plan Estratégico (PES), el mismo Ayuntamiento y el BID para que Santiago se dote de un verdadero sistema de movilidad urbana está siendo trastocado, por el interés de seguir actuando individual y sectariamente.  No es sólo el desorden institucional, sino los hechos de sangre generados por los accidentes de tránsito, han convertido a Santiago y su entorno en una ciudad y región, donde es altamente probable morir o lesionarse por una colisión del tránsito, teniendo tasas de mortalidad por accidentes dos veces superiores a muchos países de América.