Papa Francisco

Ciudad del Vaticano

Roma, Italia

Estimado papa Francisco:

Como le habrá ya informado el nuncio apostólico, la Conferencia del Episcopado Dominicano ha venido ejerciendo fuertes presiones sobre el Poder Ejecutivo y Legislativo de nuestra República Dominicana, pues, buscando hacer un bien y de muy buena fe , sus obispos ha presionado la aprobación de un nuevo y duro Código Penal que excluye toda posibilidad de excepción en los casos de aborto “terapéutico o indirecto”, como lo prefirió llamar el papa Benedicto XVI para diferenciarlo así de un acto contra la vida, lo justo y necesario.

En este sentido, multitud de ciudadanos (católicos y no) hemos entendido que la posición que ha asumido la Conferencia del Episcopado Dominicano luce bastante irracional y por demás extrema, lo que ha colocado a vuestra Iglesia al margen de las aspiraciones de cualquier nación civilizada, y más aún, fuera del sentido de justicia y equidad que caracterizó a Cristo.

En tal sentido, nos hemos permitido solicitarle su oportuna intervención en la cuestión para dejar establecida la posición oficial de la Iglesia romana frente a estos casos de “aborto indirecto” que, a la luz de la razón, no deben conllevar siquiera a la pena de Excomunión que vuestro Código de Derecho Canónico (#1398) aplica y establece para amonestar tanto a los ciudadanos del Estado de la Ciudad del Vaticano como a los católicos del mundo.

Por todo esto, hemos visto con mucha extrañeza que los obispos criollos persistan en exigirle a nuestro presidente de la República Danilo Medina que aplique una sanción penal que conlleve cárcel para nuestros ciudadanos, sabiéndose que, en el territorio Vaticano donde anidan sus conciencias cristianas no existe la pena carcelaria ni por aborto directo ni indirecto, que solo existe la sanción moral de la excomunión, el perdón cristiano.

Sabemos que estamos viviendo tiempos muy difíciles, tiempos de gran tribulación y de agonías, pero no solo dentro de la Iglesia, pues, por la maldad de algunos, muchos corazones se han visto endurecidos, mas, son tiempos de mostrar amor y tolerancia.

En espera de que vuestras sabias palabras traigan de nuevo la paz al seno de la familia criolla, quedamos muy atentamente de usted, junto a todos los dominicanos,

Guido Riggio Pou