Stephen Curry salió del avión, alzó el Trofeo Larry O’Brien mientras descendía por las escaleras y dejó que el trofeo dorado brillara con el sol de California. 

Por primera vez en 40 años, los campeones de la NBA vuelven al Área de la Bahía. Con más de 100 empleados en camisetas amarillas y azules vitoreando afuera de una terminal privada, los Warriors de Golden State fueron recibidos ayer en Oakland. El equipo pasó la noche del martes en Cleveland si bien los jugadores en realidad no durmieron después de vencer a LeBron James y a los Cavaliers 105-97 en el sexto partido de la final de la NBA. 

“Nos aferramos a quienes somos, resistimos en algunos momentos difíciles en los playoffs. Y a final de cuentas, cuando uno sostiene el trofeo, todos los altibajos valieron la pena”, declaró Curry.

Después de definir la serie ante los Cavaliers, los Warriors tuvieron una cena en Cleveland, en un restaurante especializado en carnes. Se desvelaron festejando con amigos y familiares, y las felicitaciones llegaron de todas partes —entre ellas la del presidente Barack Obama, que se comunicó por teléfono con el entrenador Steve Kerr para felicitar a los Warriors e invitarlos a la tradicional visita a la Casa Blanca.

Un desfile por el centro de Oakland está planeado para mañana, en el que se espera que aficionados de todas partes del Área de la Bahía festejen con el único equipo de la NBA en la región.