Por: Ramón Morrison/Acento - 20/02/2018
Existe consenso internacional en cuanto a que el rol del docente es de mucha trascendencia en el logro de aprendizajes de calidad de las alumnas y alumnos.
De ahí que se puede considerar como un gran paso el dado por el Ministerio de Educación junto a la ADP con la reciente evaluación del desempeño docente. Más allá de cualquier diferencia coyuntural la colaboración entre el órgano oficial y el gremio magisterial implica un nivel de compromiso ante la nación dominicana de primera magnitud; se trata de superar el gran retraso del país en la calidad de la educación, hoy entre los últimos lugares del mundo.
Por lo que si bien la evaluación del desempeño pudiese tener implicaciones económicas para el docente, lo central es el compromiso ineludible de que a partir de los resultados se tomen a profundidad las medidas correctivas para que en un muy breve plazo se inicie un proceso de recuperación y sobre todo de superación del tan bajo nivel de calidad de la educación dominicana.
Respecto a los resultados, entre las autoridades actuales y las maestras y maestros que se evalúan no hay culpables. Tanto los resultados como los insumos que los pudiesen explicar son los desastrosos efectos de décadas de desatención y descuido. Sólo pensar que en el 1990 la inversión en educación llegó a ser de 0.9 % del PIB y que el 4% consignado en la Ley de Educación 66-97 tuvo un retraso en su cumplimiento de más de 15 años.
El qué del desempeño docente como un importante componente de la calidad de la educación implica conocer sus competencias a partir de las siguientes dimensiones, estándares e indicadores. Estudiante y su Aprendizaje, en tres componentes: el desarrollo del estudiante, las diferencias en el aprendizaje y el ambiente del aprendizaje. El Contenido Curricular a partir de dos componentes: conocimiento del contenido curricular y desarrollo de habilidades y competencias. El Proceso de Aprendizaje a partir de tres componentes: técnicas, tipos de evaluación y planificación. Además el Compromiso Personal y Profesional a partir de los componentes comunicación y el lenguaje, el desarrollo profesional y prácticas éticas, así como el liderazgo y colaboración.
Esas dimensiones, estándares e indicadores se convierten en cuatro instrumentos con las siguientes ponderaciones: observación de clase 30%, registro de grado 10%, autoevaluación 10%, rendimiento profesional 20%, planificación 15% y evaluación de la dirección 15%.
El por qué y el para qué de la evaluación del desempeño docente evidencian en sí mismos un importante paso en aras de superar la baja calidad de la educación dominicana.
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