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:: Que Danilo se salve de los susurros reeleccionistas
Que Danilo se salve de los susurros reeleccionistas

Por: Editorial/Acento.com.do - 07/11/2017

La reelección es el tema principal, casi exclusivamente el único tema responsable, de tantas modificaciones a la Constitución de la República. Cuatro de cada cinco reformas que se han hecho a la carta magna son para tocar el tema de la reelección presidencial.

Los últimos presidentes que ha tenido el país han sido reeleccionistas consuetudinarios, pese a que en su mayoría llegaron al poder criticando la reelección presidencial: Joaquín Balaguer, Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina. Nadie se salva de esa maldición impuesta por los presidentes que se han agenciado todo tipo de truculencias para quedarse con el poder: Santana, Báez, Lilís, Trujillo, todos dictadores.

La llamada Constitución de Juan Bosch, de 1963, prohibía la reelección presidencial. Pero la Constitución de Balaguer, de 1966, restableció la reelección indefinida. En 1978 el Partido Revolucionario Dominicano asumió el poder con Antonio Guzmán, y se dejó intacto el artículo 49, que posibilitó las dos reelecciones fraudulentas de Balaguer en 1990 y en 1994.

El PRD, que tuvo la oportunidad de eliminar la reelección en la Constitución y no lo hizo mientras estuvo en el poder, dedicó esfuerzos extraordinarios para conseguir en 1994 eliminarla, luego de un pacto con Joaquín Balaguer y con Juan Bosch.

Leonel Fernández fue tentado a modificar la Constitución para restablecer la reelección, en 1997, y no lo hizo. Carecía de fuerza representativa en el Congreso, aunque los reformistas le brindaron apoyo para hacer esa modificación. Amable Aristy le mandó a ponerle “los pantalones” restableciendo la reelección. Esa Constitución quedó intacta hasta que en el 2020 el presidente Hipólito Mejía logró que el Congreso restableciera la reelección supuestamente con el nunca “¨jamás”. Mejía perdió de Leonel Fernández las elecciones y eso permitió al PLD conservar el poder en el 2008 y que Fernández intentara quedarse en el 2012, lo que no fue posible.

Con Leonel a la cabeza, en el 2010 se modificó la Constitución nueva vez, pero de forma integral, para que nunca más, en los siguientes decenios fuera necesario tocarla. Quedó prohibida la reelección presidencial, y así lo consigna el artículo 124. Danilo Medina fue parte del acuerdo para que la reelección no fuera posible en esa Constitución del 2010.

Danilo llegó al poder en el 2012, bajo la promesa de que no aspiraría nunca a ninguna reelección, debido a los efectos nocivos que la misma tenía en democracias débiles como la nuestra. No resistió sin embargo las presiones y cantos de sirenas que le seducían, y en el 2015 modificó la Constitución leonelista, exclusivamente sobre el tema de la reelección. Aquí se dejó dicho que quien fuera reelecto por un período no sería postulado jamás al puesto.

Y ahora estamos en lo mismo. Gente que busca acomodar el camino para que Danilo Medina haga el intento, y trate de torcer su compromiso de nunca más intentar postularse a la presidencia de la República.

Hay quienes argumentan los mismos motivos que utilizaron los presidentes reeleccionistas en Nicaragua, Venezuela y Bolivia, en el sentido de que la elección es un derecho universal y nadie puede ser mutilado en ese derecho, incluyendo al presidente de la República. Es decir, que pese a lo dicho por la Constitución, la reelección es posible.

A falta de institucionalidad, y a falta de palabra y de respeto a los compromisos establecidos, cualquier cosa parece posible en la República Dominicana. Presidentes que llegaron al poder denunciando los males que genera la reelección presidencial, terminan reclamándola para sí, como si eso fuese una tabla de salvación. Y en ese empeño se cometen las principales tropelías contra el proceso democrático, contra el derecho de la gente a elegir y ser elegido, y contra principios esenciales de la honestidad en política.

Lo hemos visto tantas veces que ya no es posible decir que no, que Danilo Medina no hará ese disparate, que se resistirá en este momento, porque no pudo hacerlo en el 2015, cuando todavía le faltaba tiempo para completar su obra de gobierno. Parece que los grupos que rodean a los presidentes tienen más capacidad de convencimiento que las propias convicciones democráticas de los líderes, y los llevan al abismo. Mucha gente en el país desea que esta vez Danilo Medina se salve de las ambiciones de sus susurrantes.



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