Aunque somos un país chiquito, aquí, curiosamente hay muchas cosas se dan en grande, muy en grande. Si es en muertes por accidentes de tránsito, el asunto es al por mayor, somos el segundo país del mundo, en proporción, y a saber si ya estamos en elnúmero uno, intentos por logarlo a nivel privado y oficial, no faltan.

Si es en corrupción, vamos entre los primeros la región y en un buen puesto a nivel mundial, al paso que vamos en un corto tiempo estaremos entre más destacados. En este sentido trabajamos duro y tendido.

En asuntos de policía, dice el Ministerio del Interior y Policía, se han cancelado por faltas graves nada menos que 7.068, desde oficiales, subalternos, clases y alistados, en esto no es por docenas, sino por millares, todo un ejército al servicio del mal.

Entre 2005 y 2016,  murieron 1.166 mujeres asesinadas por violencia de género, a un promedio de unas cien por año, hasta el momento llevamos 72,  faltan los dos meses más bebiembres y por lo tanto los más peligrosos ¿Qué nos está pasando? ¿Por qué esa tasa tan elevada de feminicidios?

Un explicación, sacada un tanto de la manga, sería el desquite de miseria histórica de un pueblo que antes nunca había tenido nada o casi nada, ahora con mayor desarrollo y poder adquisitivo lo quiere tener todo, o casi todo. Si es dinero lo queremos todo para nosotros, por eso tantos robos y corrupción. Si son  propiedades igual, las mejores casas millonarias, los carros de mayor lujo, fincas enormes, grandes festines en restaurantes caros.

Y claro está, la mujer es también propiedad absoluta del marido o del amante ¡y de nadie más! Lo que sucede es que ya las mujeres se emancipan a base de estudios y trabajos, y ya no son más propiedad de nadie, como sucedía antes casi siempre por necesidad, hoy día son solo de ellas mismas o de quien voluntariamente consienten, pero los hombres no lo asumimos, de ahí que la pegue cuatro tiros, la ahorqué, la apuñalé, en un arrebato de “la maté, porque era mía”, como si del tango arrabalero aquel se tratara.

Otra teoría más fiable es la falta de educación básica y general que sufrimos a todos los niveles, y en concreto por la llamada inversión de valores, y sobre todo por el del valor de la vida, ya sea a consecuencia de las guerras o de los ejemplos de las dictaduras, o de las familias, o del alto grado de machismo integral que nos gastamos por estas tierras.

De ahí, que se dicen cosas  tan bárbaras como “ si atropellas a alguien, da marcha atrás y pásale las cuatro gomas por arriba pa’ que no se levante” o “a los delincuentes hay que matarlos a todos”, por eso, por robar un simple celular, por un parqueo, o por un simple roce de carros, se saca una pistola, un tubo, un bate, un cuchillo y se mata.

Un odioso ejemplo comparativo de nuestra violencia de género, España con 46.000.000 de habitantes tiene de 50 a 60 feminicidios anuales, nosotros somos 10.500.000, cuatro veces y pico menos, rondamos los cien. Sin embargo países que se les supone ejemplo de civilización como Suecia, Dinamarca o Finlandia encabezan las listas mundiales de muertes por violencia de género. ¿Curioso, no?

En todo caso, y por encima de los múltiples factores que intervienen, parece ser que la educación hogareña es la más esencial, y por lo tanto la que debemos prestarle mayor atención y recursos. El sagrado respeto por las mujeres no solo debe enseñarse en las escuelas, sino también mamarse entre biberón y cambiar pañales.

Se hace poco por combatir este tipo de violencia, apenas se atienden las denuncias por amenazas, se necesitan más y mejores centros de protección para las mujeres que las sufren, mayor vigilancia  policial. En fin, el tema no es nada fácil porque cuando la pasión, los celos, la envidia, o cualquier otro mal sentimiento se desbocan, pasa como la canción del caballo viejo, no los para un pasa riendas. Todas las cifras anteriormente expuestas son para dar escalofríos, pero para nosotros no pasa de ser una noticia más que ocupa unas cortas líneas en las páginas interiores de algunos periódicos. En verdad esto si es ¡Escalofriante!