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:: El no al acuerdo de paz o el sí al miedo
El no al acuerdo de paz o el sí al miedo

Por: César Pérez/Acento - 05/10/2016

Sorpresivamente, con apenas 37% de cuerpo electoral de Colombia, una ligera mayoría votó a favor del No a los acuerdos de paz firmado entre el gobierno de ese país y las FARC. De esa manera, se produce otro de los ya muchos resultados electorales y/o de actos políticos, inesperados, incompresibles, desilusionantes que en los últimos tiempos se están produciendo en varios países del mundo. Son muchos los factores determinantes de esa circunstancia, pero la manipulación de la gente, el cinismo político, el individualismo y sobre todo el miedo, constituyen indudablemente las principales causas que los producen.

Sería simplista pensar que todos cuanto votaron por el Sí lo hicieron sólo azuzados por el miedo, pero es innegable que el uribismo y sectores del latifundio manipularon ese miedo para consolidar sus proyectos de dominio, agitando el fantasma de un inminente triunfo político de las FARC que las llevaría al poder; algo que ellos y las mismas FARC saben que no es posible, por lo menos a mediando plazo.  En Medellín, el feudo de Uribe, el No obtuvo un 62%. Ganó también en sectores de la indiferente y cínica clase media de los grandes centros urbanos, a excepción de Bogotá; en los sectores más pobres y en los más ricos, donde generalmente el miedo cala con más fuerza. Pero, en las zonas más afectadas por la guerra y en los sectores de cierta formación ganó el Sí.

A pesar de que de que los partidarios del Sí insisten en que están de acuerdo con la paz, de que las FARC han actuado con sentido de responsabilidad al plantear que la palabra será su único instrumento de lucha y que el presidente Santos se haya comprometido a mantener el alto al fuego y las negociaciones, la victoria de Sí posterga la formalización de una paz que todos quieren y que todos saben que es ineluctable, prolongando una situación que crea incertidumbre en la sociedad colombiana, estrés colectivo e individual y un costo económico incalculable para el país. El hecho se agrava porque en todo proceso de transición de la guerra a la paz o de profundos conflictos políticos, la legitimidad y peso del liderazgo político es determinante, desafortunadamente no es el caso de Uribe, de Santos ni Timoshenko.

El encono que existe entre los dos principales líderes del sistema: Santos y Uribe y las de sus respectivos seguidores, y el indiscutible desgaste de la imagen de las FARC, hacen más tortuoso el tránsito por el nuevo camino de las negociaciones. A eso se suma la incomprensión de muchos sectores de la sociedad colombiana que les resulta difícil admitir en los procesos de paz, el tema de la justicia no puede ser tratado como si fuesen situaciones normales, que nadie deja un fusil para ir a la cárcel. Eso lo entendieron los negociadores de la Paz en El Salvador, en Sudáfrica, en Irlanda, en España y en todos los lugares donde los conflictos armados han terminados con la firma de un complejo protocolo de paz.

Es posible que estos dos últimos lideres subestimaron el peso de determinadas posiciones de quienes se decantaron por el Si, como por el No, y sin un claro plan B sometieron su proyecto de paz al veredicto de las urnas.  Ahora les toca volver a la mesa de diálogo y encontrar una salida que refleje lo que dijeron las urnas: un virtual empate, un reconocimiento de razones de peso, como la que reclama la asociación de víctima de la guerra y el tratamiento digno y sin menoscabo a sus derechos ciudadanos una vez terminado formalmente el conflicto armado como exige la dirección de la Guerrilla.  La tarea se torna más compleja, porque también hay que tomar en cuenta que al 63% del electorado fue indiferente a esas elecciones, un ejemplo de la generalizada profundidad de la crisis de la democracia como forma de comunicación política a nivel mundial, como diría Raffaele Simone.

Esa indiferencia, ese miedo, determinan el surgimiento de tantos demagogos populistas de derecha en Europa que amenazan con despedazarla, de resultados electorales que amenazan con sumir a Francia, Austria y los ex países socialistas en el caos y provocar  en Alemania, la mayor potencia económica europea, una situación de ingobernabilidad de dimensiones catastróficas, que en EEUU, Trump, electoralmente aun sea un peligro, a pesar de ser catalogado por algunos sectores conservadores norteamericanos y por casi la totalidad de la prensa  como un peligro para ese país y para el mundo; de igual manera que en muchos países se vote a mafias políticas, de todo signo, que se reciclan en el poder.

De todos modos, el pueblo colombiano es uno de los más educados de la región, a pesar de la guerra se ha mantenido produciendo riquezas materiales y espirituales como el que más, por lo cual ha de esperarse que finalmente venza el Sí, teniendo presente cuestiones esenciales y razonables que reclaman determinados sectores del NO. Ayuda que el negociador del gobierno sea una mente lúcida que ha logrado la confianza de algunos negociadores de la FARC, que son conscientes de que la única vía para lograr muchos de sus objetivos sociales es el de la política. 



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