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:: Profanar la política: la lucha contra la idiotez política.
Profanar la política: la lucha contra la idiotez política.

Por: Héctor Rodríguez Cruz/Acento - 12/08/2016

Muchos partidos políticos y “líderes” políticos del país, profesionales rudimentarios de la política con lealtades debilitadas y vendidas al mejor postor se han adueñado de la política y la consideran propiedad exclusiva, “actividad sagrada” de  templos manipulados por ellos: partidos políticos, cámaras legislativas, Junta Central electoral, gobierno, altas cortes y otras instituciones políticas.

Porque la política “es algo más que lo que hacen los políticos”, porque es una actividad vital para la vida democrática no podemos dejarla en manos de los políticos. Hay que profanar la política. Hay que involucrar en ella a todos los ciudadanos.

Profanar, nos dirá el escritor checo Milán Kundera en su obra “Testamentos Traicionados”, significa “poner fuera del templo”, es develar los mitos. Profanar la política dominicana es  ponerla fuera de esos “falsos templos”, es rescatarla de los falsos profetas de la política criolla que han fabricado el mito de que “la política es para los políticos” y que se lucran  de su  propia “idiotez política” y de la de los demás.

En la Grecia antigua el idiota (?d??t??, idiotes) era la persona que no se preocupaba por los asuntos políticos. Pasados los siglos, hoy todavía  encontramos “idiotas”. De ahí que debamos luchar con vehemencia contra la idiotez en política, para evitar que nos engañen o que adulteren la democracia, acomodándola de un  modo patológico que sólo considera cómo válidos  los derechos de algunos en vez de los derechos de todos, con la excusa de que el pueblo tiene poco talento político.

Pero la idiotez en política no se refiere únicamente a los pasivos o indiferentes frente a la política, incluye también aquellos que hacen “mala política”. Se consideran “idiotas políticos” o “políticos idiotas” aquellos que  quieren capturarla, apropiársela, encanallarla. Los que quieren desmantelar lo público, los privatizadores,  “los que consideran que los mercados tienen más poder que el electorado”, los que toman decisiones que nos afectan a todos sin criterios democráticos.

Otros idiotas en política son los poderosos agentes económicos, nacionales y extranjeros, o los embaucadores de los medios de comunicación, interesados por razones particulares, en que la política no funciones bien y en que no haya instituciones que articulen la responsabilidad política.

En nuestro país abundan los “políticos idiotas” que con sus acciones y ambiciones  condenables están contribuyendo a la demolición de la política, asumida –según Hannah Arendt- como “vida buena para todos”. Estos políticos constituyen una amenaza contra la posibilidad de que todos los ciudadanos vivamos una vida política organizada que evite que la política quede en manos de los más poderosos.

En la medida que la crisis económica y social que vivimos en el país pone ante nuestros ojos los enormes defectos de nuestros sistemas políticos, estamos obligados a impulsar la educación política,  la indignación social y otras iniciativas para luchar contra la idiotez en política mediante la concientización de los ciudadanos y la concertación de las agrupaciones comunitarias, cívicas, académicas,  profesionales, sindicales, empresariales, religiosas y laicas y otras instituciones de la sociedad civil para motorizar los cambios que exige la institucionalidad democrática del país.

Si no podemos o no queremos sumarnos a la lucha contra la idiotez  política en nuestro “aquí y ahora”, por lo menos tratemos de que los malos políticos no nos distraigan ni nos engañen.  Obliguémoslos  a que miren a los ojos a los ciudadanos desde la decencia y honestidad para salir de la crisis que nos aqueja como país. ¡Si los políticos criollos nos tratan como idiotas y les va bien, terminarán pensando que lo somos!



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