Cuando el profesor Juan Bosch, se planteó la formación de dirigentes cooperativistas en el exterior y en el país, a inicio de su efímero gobierno en el 1963, siempre pensó en que podían venir posibles “asaltantes” de fondos públicos a adueñarse de las empresas cooperativas y creó el Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo- IDECOOP-, mediante la Ley No. 31 (1964).

Bosch previno esa tragedia, por lo que reglamentó su proceder jurídico, financiero y administrativo, creando la Ley 127-64 y el Reglamento para su Aplicación.

Lo que el Juan Bosch ético nunca pensó, fue que se podrían filtrar antisociales organizados que trazarían planes para adueñarse de esos importantes espacios de desarrollo social y financiero, como ha pasado en algunas cooperativas a nivel nacional.

Lo grave del caso es que cada paso lo van calculando y tratando de involucrar más gente en su maraña, donde parece que todo un “clan mafioso y familiar” es el que conduce su dinámica interna, sin que ningún órgano de ejecución, ni de control, intervenga, cuestione o se inmute en procurar que allí se actúe con algún nivel de transparencia. Regentean de manera absurda, las empresas cooperativistas, destruyendo paso a paso su institucionalidad, acomodándola o moldeándola a su personal provecho y favor, sin pensar en el daño que le pueden hacer o que ya le están haciendo a sus socios y socias.

Hay un caso particular en nuestro país, con la Cooperativa de Servicios Múltiples de Profesores Universitsrios, Inc., (COOPROUNI), donde parece que se ha perdido el nivel de asombro, a tal grado que si usted reclama que se organicen las cosas y se proceda a actuar respetando la ley 127-64 y los Estatutos de la empresa, entonces a usted lo pueden “suspender” de manera sumaria y arbitraria,sin escucharlo (?) y hasta lo pueden acusar de ser “injurioso”, “difamador” y “calumniador” (?). Que ironía!!!

En ese tipo de empresa cooperativista en nuestro país, usted se puede encontrar con un posible Gerente como “jefe” de su yerno, de su esposa, jefe de su sobrina, jefe de su primo hermano y jefe de sus “amigos íntimos” y, como algo natural, no es sorprendente que se funcione como una “empresa familiar”, la de su familia y “enllaves”.

En ese falseado modelo de cooperativismo se facilita la formación de “anillos de poder” que nada más pueden ser enfrentados desde lo jurídico, judicializando cada problema, hasta que se pueda obtener un posible SANEAMIENTO ADMINISTRATIVO Y GERENCIAL, porque a lo interno, cualquier pleito ético está perdido, ya que allí se puede actuar con total confabulación, desde los órganos de ejecución y de supervisión, sin que el IDECOOP, intervenga o se dé por enterado, aunque usted le entregue la debida documentación o denuncia.

Usted, con sobrada razón, preguntará: Y tú qué has hecho cada vez que has estado dirigiendo ? La verdad es que también uno puede ser de los “adormecidos”, pero llega el momento en que se puede despertar, se puede sacudir y uno se libera de esa tragedia, al conocer bien con quiénes está lidiando y al tener su historial a mano, por lo que se da la voz de alerta pública, con tiempo, para cuando se desaten los demonios a lo interno de ese alcanforado modelo de empresa cooperativista, no se alegue desconocimiento.

Quiera Dios que se pueda despertar ahora de esa pesadilla administrativa y abrir bien los ojos, porque luego puede ser muy tarde y tal vez encontremos nada más las huellas…si es que se les olvida llevárselas.

En lo que a quien suscribe respecta, he decidido judicializar mis diferencia surgidas en ese mundo del cooperativismo universitario, porque a lo interno “la familia” y sus allegados, pueden convertir el ambiente del cooperativismo en un “gueto familiar” que puede hacer y deshacer con nuestros fondos lo que más le convenga a la “tribu”, sin que las áreas de fiscalización del IDECOOP revisen bien sus posibles “amañados” informes financieros anuales, santiguando como “bueno y válido” su proceder.

Hay que rescatar al cooperativismo de los clanes familiares y llevarlo al contexto real de la economía solidaria e inducirlo al cooperativismo de valores éticos y morales como el que inició Juan Bosch.