Marcos Santana, el amigo de larga data y contertulio cada jueves en el programa televisivo “Sentido Común” que sostengo en el canal 24 para hablar de economía, me sorprendió al preguntarme qué podría hacer el Presidente Danilo Medina en los próximos cuatro años luego que estrene su período reelecto.

Mi respuesta se quedó corta, porque insistí que él hiciera realidad su lema de campaña de hacer lo que ha hecho bien en sus cuatro años precedentes, como es el énfasis en la pymes, ya que si él verdaderamente hace una revolución de las pymes y logra que sean el eje de la economía, podríamos convertirnos en Taiwán, dónde este fue el eje de su lanzamiento para convertirse en una potencia económica y tecnológica.

Otra respuesta fue que hiciera realidad las visitas sorpresas, para que la economía agropecuaria se consolidara alrededor de un esquema solidario, como es la cooperativa y provocara sectores sólidos de producción y exportación, como son las mayores cooperativas agropecuarias del mundo, como es “Land of Lakes”, de Wisconsin y su producción láctea, o “Sunkist”  de California en la producción de naranjas.

Pero dejé en el tintero el deseo de que haga realidad su lema de campaña menos explícito: la “República Digital”. El reduccionismo de la propaganda electoral se redujo a la automatización de los procesos gubernamentales, lo que es “pensar en chiquito”. ¿Por qué no pensar en grande, como lo está haciendo Singapur, cuando está desarrollándose para ser la primera “nación inteligente” del mundo?

Si los estrategas dejaron en el tintero el sentido y el contenido de una propuesta de República Digital, nos ha llegado la noticia de cómo un país se ha propuesto ser la primera sociedad inteligente del mundo, ya que existe la tecnología, sólo faltan las aplicaciones para lograrlo.  Beatriz Guillén nos reporta en El País, este proyecto en su trabajo “El sueño de crear el primer país inteligente del mundo”, disponible en el siguiente enlace: http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2016/05/23/actualidad/1463996571_677736.html

Dice Beatriz: «”La gente visitará Singapur y dirá: ‘He visto el futuro y funciona”. Así definía el ministro de Asuntos Exteriores, Vivian Balakrishnan, el proyecto que está desarrollando esta ciudad-estado y que pretende convertir a Singapur en el primer país inteligente del mundo. Un proyecto que tiene hasta su propio ministro. “Ya hay muchas ciudades inteligentes, pero solo una nación inteligente” es el lema con el que el Gobierno está empapelando todos sus proyectos. El objetivo es transversal. La sanidad, la educación, la movilidad o la agricultura: todo va a llevar delante el adjetivo ‘smart‘. Todo girará alrededor de la tecnología; todo está girando ya alrededor de la tecnología. Hospitales robotizados, niños de 10 años que saben programar drones, taxis sin conductor o granjas verticales. Esto no es una imagen del futuro: es 2016. Y algunos de los proyectos llevan en activo más de un año. En Singapur, ya presumen de tener la mejor infraestructura digital del mundo. Pero el futuro es otra cosa.»

«El futuro incluye un programa nacional de robótica para 2020 que consiga “hacer sexy” la creación de robots, la apuesta en robots. El futuro supone que en cinco años habrá 100 millones de objetos inteligentes en Singapur debido a la explosión del Internet de las cosas, esa herramienta que conectará a la Red a los objetos cotidianos: neveras, lámparas, coches, ventiladores, calzado o farolas. Serán 100 millones para una nación con poco más de cinco millones de personas: 20 objetos inteligentes por cada habitante. »

¿Se acerca la oferta danilista a este sueño de un mundo servido por una legión de robots? Podríamos proponer acercarnos al proyecto singapurano, pero la propuesta de la República Digital creo que no levantó entusiasmo. Tal vez sólo de algún fanático de la tecnología como este escribano que ve en el lema de campaña una utopía realizable. Lamentablemente, quienes luchan por este sueño es en Singapur, no en Dominicana.

Eso sí, parece que el designio es que los ciudadanos de esta nación nos comportemos como robots y no discutamos las mañas y las malas artes en la manipulación de la voluntad popular, como hemos testificado en los comicios del 2016. Por lo que no hay necesidad de robotizar a la sociedad dominicana.

Sin embargo, me queda un atisbo de esperanza de que el sueño de crear una República Digital tenga una oportunidad de encarnarse en la sociedad dominicana y parecernos a Singapur, una ciudad-estado en el vecindario de la península de Malasia, en el otro extremo del mundo.