Estamos exactamente a un mes de las elecciones del 15 de mayo.

El país está envuelto en una campaña electoral que abarca todos los ámbitos.

Líderes políticos, empresariales, de la sociedad civil, académicos, profesionales, universitarios y gente del pueblo hablan sobre la campaña electoral, inquieren las opiniones de sus contertulios y opinan sobre lo que están observando.

Hasta el momento, esta ha  sido una campaña electoral desigual, porque el gobierno se ha volcado a brindar apoyo no sólo al candidato presidencial a la reelección, sino también a los senadores y diputados del partido de gobierno, que casi todos repiten, y han contado con el apoyo de los fondos públicos durante los últimos seis años.

Las encuestas vinculadas a medios de comunicación han dado porcentajes de intención de votos en los que se evidencia una mayoría por la continuidad del presidente Medina en el gobierno. Las propuestas de cambio del principal candidato de la oposición han tenido poca divulgación o no han sido promovidas con atractivos que superen la propaganda oficialista.

En los 30 días que quedan para las elecciones los candidatos de la oposición están obligados a acelerar el paso y tratar de disminuir la ventaja del candidato puntero.

Una posibilidad es que apuesten a una segunda vuelta electoral. Para ello tienen que contar con un trabajo muy bien coordinado, con unos argumentos bien estructurados, con una embestida consistente que haga tambalear al contendor reeleccionista, de modo que lo dejen por debajo del 50 por ciento, legalmente establecido como el porcentaje para ganar en primera vuelta las elecciones.

En las elecciones de 1996, cuando se enfrentaron José Francisco Peña Gómez, por el PRD, Leonel Fernández por el PLD, y Jacinto Peynado por el PRSC, el candidato puntero era el doctor Peña Gómez y no llegó al 50 por ciento necesario para ganar en primera vuelta. Hubo que ir a una segunda vuelta en que Peña y Leonel se enfrentaron el 30 de junio, quedando rezagado Peña Gómez, luego de la creación del llamado Frente Patriótico, entre el PLD y el PRSC, con los dos líderes históricos (Joaquín Balaguer y Juan Bosch) contra el más joven de los líderes democráticos de esa generación: José Francisco Peña Gómez.

De modo que en el país hay tradición de segunda vuelta electoral. En las elecciones del año 2000, cuando Danilo Medina se enfrentó a Hipólito Mejía, con Joaquín Balaguer como candidato presidencial por el PRSC, el PRD nos alcanzó el 50% por apenas unos cuantos votos. El PLD aspiraba a una segunda vuelta, pero Balaguer la descartó y se acogió a una victoria del PRD con Hipólito Mejía como presidente, sin que se realizara una segunda ronda de votaciones.

Aunque las encuestas hablan de una ventaja muy grande del presidente Danilo Medina frente al candidato más importante de la oposición, hasta que no se realicen las elecciones y se cuenten los votos, el país no sabrá si será posible el deseo de una segunda vuelta electoral en el 2016.

Partiendo de las encuestas más acreditadas la segunda vuelta electoral no se vislumbra tan claramente como muchos quisieran. Esa es la realidad, que es la materia con la que se trabaja desde estas trincheras del periodismo.