Por: Adriano Miguel Tejada - 11/02/2016
El escritor peruano-español Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, ha sido honrado con el Premio Pedro Henríquez Ureña, que otorga la República Dominicana a una vida dedicada a las letras.
Nadie discute los merecimientos literarios del señor Vargas Llosa para recibir el premio instituido en memoria del más destacado humanista dominicano y quizás de América.
El ruido que se ha creado con el otorgamiento al escritor de “La Ciudad y los Perros”, entre otras celebradas novelas y ensayos, tiene que ver con la actitud del señor Vargas Llosa con relación al conflicto con Haití.
En un artículo muy criticado, se refirió a nuestro país como émulo de la Alemania nazi en cuanto al tratamiento a los haitianos.
Su hijo, Gonzalo, que fue comisionado de la ONU para migraciones en el país, también tuvo un papel destemplado en el asunto, y todavía mantiene la campaña contra la República Dominicana.
A pesar de todos esos antecedentes, creo que el premio es oportuno.
Es casi una galleta sin manos, o como prefiero decirlo, es poner la otra mejilla a quien nos ha ofendido sin motivo, a menos que el señor Vargas Llosa sea tan vengativo que todavía recuerde el repudio que generó la presentación en el país de “La Fiesta del Chivo”.
De todos modos, creo que salimos ganando, a pesar de la impolítica decisión del jurado.
Si somos tan tolerantes y democráticos, los argumentos del señor Vargas Llosa se caen por su propio peso, y demuestran que eran infundados.
atejada@diariolibre.com
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