Por: José Antonio Flaquer/Acento - 24/01/2016
El argumento favorito de los defensores de la revolución moral que predica un erotismo hedonista, la ideología de género y los abortos exprés, es que sus oponentes son irracionales e intolerantes. Esta es la torre bajo la cual escudan todo ataque hacia los defensores de la vida en el feto, y del disfrute del sexo pero con valores y responsabilidades.
Por irracional se entiende algo que carece de la facultad de pensar o razonar, algo que no permite un proceso lógico de pensamiento; o lo que es lo mismo algo que carece de sentido común. Lo irracional es algo que no haya una correlación con los procesos naturales que nos sirven de referentes en la construcción de conclusiones lógicas.
Las propuestas de la revolución moral concernientes al sexo, la homosexualidad, el lesbianismo y el matrimonio homosexual carecen de este fundamento racional, y se apoyan solo en un sistema cerrado de pensamiento. Un sistema cerrado es aquel que no busca argumentos fuera de sus propias deducciones en los que apoyar sus creencias, y rechazan las evidencias alrededor que dotarían de sentido común a una propuesta. En este sentido la propuesta de la revolución erótica no encuentra ningún apoyo en tres grandes referentes del pensamiento racional de occidente: la naturaleza, la experiencia y la revelación divina.
No encuentra apoyo en la naturaleza, ya que la construcción anatómica “natural “y evidente de las diferencias sexuales, hace que sea obvio que la intimidad sexual solo debería ser heterosexual. Un hombre no puede penetrar en otro hombre a menos que sea por ese conducto que solo sirve para defecar y que contamina al que lo penetra. De igual manera no hay procreación entre parejas de un mismo sexo; la naturaleza nos habla muy claro a menos que no queramos oírla y seamos…irracionales.
De igual manera tampoco encuentran apoyo en la historia de la experiencia social, ya que siglos de historia de la humanidad nos dicen que el matrimonio heterosexual ha funcionado muy bien para el beneficio de la sociedad, procreando hijos y creando el tejido social que fundamentó los estados; aún en sociedades en donde se practicaba el homosexualismo de manera abierta como en Roma y Grecia, se toleró esta práctica, pero no se oficializo nunca en leyes que permitiesen el matrimonio homosexual.
Finalmente la gran mayoría de los proponente de la revolución erótica, rechazan la revelación de Dios, la biblia, como algo obsoleto, anacrónico y carente de valor; no obstante la escritura ha sido uno de los libros más inspiradores y prácticos en dotar a nuestra civilización occidental de vida espiritual, valores, consejos, que han permeado todo el andamiaje legal, cultural y espiritual que ha conformado el ethos de nuestra cultura, a través de más de dos mil años. Aquellos que viven conforme a ese libro han mostrado vidas plenas, llenas de valor y contribución social.
La revolución erótica pretende por el contrario un osado experimento de ingeniería social basado solo en un argumento, y es este, que los tiempos han cambiado y que debemos rechazar los valores del cristianismo para imponer una cultura individualista, hedonista y sodomizada. Su propuesta de cambio en las relaciones sexuales y en la familia no haya un fundamento lógico ni en la naturaleza ni en la experiencia social ni en los valores de la revelación bíblica, pero ellos insisten en que es lo mejor para la sociedad. En consecuencia nos enfrentamos a una irracionalidad temeraria que quiere imponer un sistema experimental de manera global , que tendrá consecuencias catastróficas para el futuro de la sociedad. Lo triste es que ya han logrado imponerse en algunas sociedades a través de la manipulación del poder y los medios, creando una dictadura moral de las minorías que quiere impregnar su sello en todos los estados del planeta.
Por otro lado, la tolerancia, es el respeto a las ideas y los valores de otras personas sin querer imponer los nuestros por la fuerza, pero …sin necesidad de que rindamos nuestras convicciones a la de los demás. Sin embargo, La tolerancia mal definida en estos tiempos posmodernos (y que ha sido favorable a la revolución erótica), se entiende como un acto de sumisión, pues se fundamenta en la creencia de que nadie tiene la verdad (lo cual es una declaración absolutista en sí misma ) , de que la verdad es relativa o inexistente , y por tanto tolerarnos es reconocer que nadie tiene derecho a tener convicciones ni ideas universales y absolutas. Si esto fuese cierto, lo políticamente correcto sería entender “la verdad” del otro como una propuesta tan válida como la nuestra, aun esa sea la más absurda y disparatada.
En ese caldo de convicciones “ligths” los proponentes de la revolución erótica, (que no creen eso ellos mismos en la práctica, pero que les ha ido bien que los demás crean eso) han intentado imponer su moral de minorías como la visión correcta. Esto así, con mucha intimidación hacia todos los que no están de acuerdo con ellos (la palabra favorita para todo el que no opina como ellos es que “tiene un discurso de odio”). Ellos exigen que su redefinición de la familia, el sexo y la vida sean impuestas por medio de leyes a toda la humanidad, restructurando así la moral universal (pues la ley define la moral de los pueblos y se convierte en su moral) a gusto de ellos.
¿Quienes son los irracionales e intolerantes?
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