Una cultura dañosa que se erige en monumento de verdad, aun saquen de contextos documentos de organismos internacionales.

“Hay tres hombres de gran importancia, un rey, un sacerdote y un rico. Frente a ellos se encuentra de pie un mercenario de baja cuna. Cada uno de los hombres quiere que mate a los demás. ¿Quién vive? ¿Quién muere? El poder reside donde los hombres creen que reside… es un truco, una sombra en la pared. Y un hombre muy pequeño puede proyectar una sombra muy grande”.

                                                      (Varys, La Araña, citado por Daniel Iraberri)

La abyección en la sociedad dominicana no había alcanzado tanto nivel de crudeza, de destemplanza, como el que estamos viendo al día de hoy. A un caso espantoso le sigue otro de igual o mayor intensidad, de más ferocidad y atrocidad. Es dañoso, nocivo para la democracia dominicana. ¡Sencillamente nos negamos a creer que el costo de la democracia sea a un precio tan alto de envilecimiento!

Cuando vemos la noticia de que el “Sistema judicial fue permeado por toda una estructura mafiosa”, donde jueces y empleados lograban emitir sentencias a favor del crimen organizado, esto es: narcotráfico, lavado, sicariato, etc. etc. Cuando leemos el documento emitido por la Directora de Compras y Contrataciones del Estado relativo a la enorme sobrevaloración (RD$886 millones de pesos a RD$1,700 millones de pesos) del Hospital Darío Contreras, violando procedimientos y la Ley de Compras, y todavía, dos semanas después, Laura Guerrero Pelletier no ha tomado ninguna decisión contra los implicados en esa terrible desviación. La Tasa de Victimización sigue aumentando, según el Procurador los robos y atracos aumentaron un 3% y los accidentes de tránsito un 6%, con respecto al año anterior; lo que demuestra el gran desorden social. Lo que tenemos es un desorden institucionalizado donde lo informal prevalece por encima de lo formal, del marco institucional que se degrada.

Toda la problemática concerniente al sector SALUD dibuja un cuadro dantesco que sugiere una transformación total del sistema y nuevos enfoques gerenciales y de diseños en la estructura organizacional, así como una mejor valoración cualitativa, tanto desde la perspectiva de los gastos sociales y del sector salud, a la luz del PIB y del presupuesto nacional. Es lo que explica, todavía, que tengamos uno de los índices más elevados de mortalidad materna y de mortalidad infantil de toda la región y que no hayamos cumplido con los OBJETIVOS DEL MILENIO y ser el ejemplo paradigmático negativo en embarazos en adolescentes, con todo lo que ello implica, desde la visión de la pobreza estructural y la exclusión social y marginalidad, produciendo el encadenamiento de la pobreza intergeneracional ya que el 90% de las adolescentes embarazadas son pobres y vulnerables y el 95% no terminaron la educación media.

El deterioro social y el grado de degradación se ponen de manifiesto en el más absoluto desconocimiento de las leyes, de las normas, de la ética-moral, cuando cientos de desalmados, despiadados, venden y trafican con medicamentos falsificados. Un crimen más ignominioso que el mismo tráfico de drogas. La ausencia de un liderazgo responsable, de un liderazgo transformacional, de un liderazgo que asuma los desafíos del contexto societal; la sociedad acusa un déficit de un liderazgo auténtico, de un liderazgo donde el cinismo, la simulación y la yuxtaposición de la doblez no sean el norte de un pragmatismo salvaje que destripa y destroza el alma nacional.

Cuando el cantante Ruby Pérez expresa que está pensando venderlo todo para irse del país, está pintando el cuadro de frustración y de impotencia que lo aflige. Es la escultura de un drama que se vive, cual si fuere una cocina de un indigente, incierta por la falta de fuego, viendo los insectos y alimañas caminar en un fogón sin presente, sin futuro; solo la mirada de clemencia, buscando en sus ojos compasión de la esperanza.

El descaro en la involución desentonada, del desgaste desmedrado alcanza los niveles de inflexión, con la devastación de la verdad a través de la mentira. La información desinformada, la manipulación como oropel de la sapiencia y el artificio como marca de interrelación social en las relaciones de poder. Lo metafórico y la farsa se convierten en el eje transversal de la dinámica del mando. Una cultura dañosa que se erige en monumento de verdad, aun saquen de contextos documentos de organismos internacionales.

Estamos en presencia de una enorme crisis ética-moral donde la elite política no tiene el más mínimo espíritu cívico. Parafraseando a Jeffrey Sachs cuando nos dice “… tener una sociedad con leyes, elecciones y mercados si los ricos y poderosos no se comportan con respeto, honestidad y compasión hacia el resto de la sociedad”. La amnesia política que ha derivado en un quebranto moral y una patrimonialización del Estado no puede seguir cimentándose sobre la base del encapsulamiento y pasividad de la ciudadanía. Ello lleva, de manera recurrente a una especie de amnistía penal que socava la responsabilidad social del conjunto del pueblo dominicano. La indiferencia, como antítesis de la integridad, no puede seguir pavoneándose como espacio de socialización en la dinámica de las relaciones. Tenemos que expresar y defender lo que creemos, más allá de los cálculos fríos que el materialismo y el consumimo nos puedan prodigar.

¡El sentido de la historia, aun sea con nuestros familiares y personas más cercanas, nos guían para que el féretro del mañana no se hunda en el lodazal, sino que más allá del tiempo, el pretérito, que es la historia, se recree como un signo permanente, esperanzador de cruzada de fe y de confianza!

Es la búsqueda de una loable legitimidad desde la sociedad misma que coadyuve a la legitimidad del ejercicio del poder. Una legitimidad que encierre los moldes del liderazgo, que no es otra que “ese conjunto de valores, límites, representaciones de lo que debe ser el poder y de lo que debe ser la sociedad; como aquel código de la voluntad subterránea de un pueblo”.