A la víspera de un colapso de consecuencias irreversibles, el Gran Santo Domingo sucumbe ante el caos que se presenta en cualquier momento del día, por las principales vías que componen este gran territorio metropolitano. El conjunto de iniciativas implementadas durante las últimas décadas en los municipios que componen la región metropolitana no han sido suficientes para solucionar el fondo del problema que afecta directa o indirectamente a toda la población.

La proliferación de los entaponamientos, la descoordinación institucional del sistema, el incremento de los niveles de contaminación y  el aumento de la accidentalidad son algunas evidencias de que el Gran Santo Domingo desfallece como consecuencia de las malas decisiones implementadas en el territorio durante los últimos años alrededor del tránsito y el transporte. En la actualidad esta situación incide en el deterioro de los ingresos familiares y personales, afecta el valor de mercado de las propiedades inmobiliarias, incide en el aumento del consumo de combustibles, incrementa los niveles de estrés de la población, trastorna los tiempos de desplazamiento y debilita el atractivo de la ciudad entre otras consecuencias.

En el caso de que nuestra generación permita que esta situación continúe por el mismo camino, sin poner en marcha estrategias de fondo que cambien el rumbo seguido hasta el presente, el Gran Santo Domingo continuará convulsionando y agravando su estado debido a la pasividad de la ciudadanía, al conjunto de malas decisiones implementadas entorno a la movilidad urbana y por la inadecuada política de inversiones que benefician el transporte privado en lugar de que las mimas estén orientadas a  mejorar la oferta de transporte público.

Cuando colocamos la gente como centro de las políticas públicas, podemos determinar que el camino para solucionar el caos del tránsito y el transporte en el área metropolitana es apostando por el fortalecimiento del transporte colectivo; el cual se puede alcanzar a través del diseño de un sistema institucional con el objetivo de integrar, los aspectos administrativos, tarifarios, modales, urbanos y de políticas gubernamentales, necesarios para el beneficio de la población. 

El síncope que desvanece al Gran Santo Domingo, convulsionando las posibilidades de circular por el área metropolitana de manera efectiva ha despertado el pánico en la población; es el momento de revertir este caos que esclaviza nuestros estilos de vida, por una ciudad sana cuyas vías puedan recuperar la libertad de que sus habitantes se desplacen con fluidez y efectividad, con el fin de reducir los impactos negativos producidos en toda la urbe.