La delincuencia común, al igual que la de cuello blanco y el crimen organizado, ha crecido y ganado espacio en la sociedad dominicana. Se puede decir que ha sembrado de pánico a mucha gente, que siente con impotencia la pérdida de espacio para el esparcimiento, los estudios, el trabajo o la tranquilidad familiar.

Los delincuentes comunes aparecen ahora por cualquier lugar, no importa que usted se encuentre en el cine, en un restaurant o en la sala de su casa.

Hay que admitir que la sociedad dominicana está siendo testigo de nuevas expresiones de la delincuencia, que antes era poco común encontrarlas. Los asaltos a instituciones bancarias, a plena luz del día, por ejemplo, son formas que sorprenden a las autoridades y a los grupos de seguridad de las instituciones privadas.

Los jefes de la Policía Nacional han dado cuenta de su compromiso con el combate a la delincuencia. Incluso han elogiado la profesionalidad, rapidez y empeño de los miembros de la Policía para descubrir actos delictivos o crímenes. Y tienen toda la razón.

La cuestión ha llegado a un punto de gravedad en que ya no es posible asimilar el combate a la delincuencia dependiendo de quién sea el jefe de la Policía. La Policía Nacional es un cuerpo y como tal responde o debe responder

El Mayor General Manuel Castro Castillo, saliente jefe de la Policía Nacional, se empeñó en hacer una labor eficiente, pero cada día surgían nuevos casos que lo colocaban en una situación difícil. Le generó duras críticas el haber afirmado que había un descenso en los hechos delictivos y que lo que se manejaba era una percepción de más delitos por la difusión de los mismos a través de los medios de comunicación.

Grandes crímenes que se cometieron en el período en que Castro Castillo fue jefe de la Policía quedaron resueltos. Otros no pudieron ser satisfactoriamente explicados, como el crimen contra el periodista Blas Olivo, pero el país debe reconocer en la gestión saliente una jefatura empeñada en hacer las cosas bien. Incluso, la última actividad de esa gestión fuer lanzar un proyecto de reforma de la Policía Nacional, en el que participaron sectores gubernamentales, legislativos y de la sociedad civil.

La delincuencia encuentra cada vez más formas de desarrollarse y de poner en marcha sus crímenes. La sensación de tranquilidad y seguridad que tuvimos en el pasado ha ido desapareciendo, pero aún quedan algunas conductas aprovechadas por los delincuentes para sorprender a los ciudadanos.

El nuevo jefe de la Policía Nacional, Mayor General Nelson Peguero Paredes ha lanzado una frase desafiante que sólo puede ser explicada en un contexto de euforia por arribar al cargo y dar la impresión de que es posible dar la batalla en el terreno que sea a los criminales, asaltantes y ladrones. Peguero Paredes quiere enviar un mensaje de confianza a la ciudadanía, y lo hace diciendo que estará preparado para combatir el delito “en el terreno que ellos (los delincuentes) quieran”.

La cuestión ha llegado a un punto de gravedad en que ya no es posible asimilar el combate a la delincuencia dependiendo de quién sea el jefe de la Policía. La Policía Nacional es un cuerpo y como tal responde o debe responder.

La cabeza es muy importante pero no lo es todo. Si combatir y ganar la batalla a la delincuencia hubiese dependido del jefe de la Policía Nacional habría que tener la certeza de que Castro Castillo lo hubiese logrado.

Le deseamos suerte a Peguero Paredes, y la daremos todo el apoyo necesario, como parte de la sociedad, para que logre los propósitos que se ha trazado y que de seguro le ha entregado en sus manos el presidente de la República.

Ojalá que no escuche las voces que predican el uso de la llamada “mano dura” contra la delincuencia común, que en la práctica no es  otra cosa que la fuerza excelsiva que suele derivar en muertes injustificadas, casi siempre disfrazadas de los desacreditados “intercambios de disparos”.

Ojalá que retome el proyecto de reforma de la Policía Nacional en el punto en que lo dejó el Mayor General Manuel Castro Castillo, para que al finalizar su mandato pueda entregar mejores resultados del cuerpo encargado de combatir y reducir al mínimo la delincuencia. Si comienza de cero con nuevos proyectos estará perdiendo tiempo. Así de sencillo.