En la República Dominicana aspiramos a crear un Estado Social y Democrático de Derecho, pero cada día vemos como se cometen abusos y arbitrariedades sin que nadie salga al frente.

Una democracia no se construye en pasivo, sino por medio de la firme defensa de la legalidad y de los derechos de cada uno.

Por ejemplo, los ciudadanos tienen que pagar el "pique" del director de Aduanas, porque le tumbaron en los tribunales su intento de aplicar impuestos creados ilegalmente.

El respeto al ciudadano es el primer deber de un funcionario y, por supuesto, promover las actividades que dan razón de ser a su función. No se concibe a un ministro de Agricultura entorpeciendo las cosechas, pero parece que el director de Aduanas entiende su papel de otra manera.

Del mismo modo, muchos funcionarios cometen abusos pues se creen propietarios del puesto que ocupan, ignorando que como son designados por el Poder Ejecutivo, sus faltas y atropellos recaen directamente sobre el Presidente de la República.

Ahora se habla también de "elevar la carga tributaria". Pero, ¿a quién? ¿A los que ya pagan más del 40 por ciento de impuestos o a los que no pagan?

Además, ¿para qué? ¿Para seguir manteniendo las nóminas llenas de parientes de "héroes" o de funcionarios? Juan Bosch jamás hubiera autorizado que familiares cercanos o lejanos se beneficiaran del Estado.

Una noticia a los morados: la gente está harta.

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