Como no estoy dentro de los pantalones del Presidente Danilo Medina, se me ocurre pensar que su largo y curioso –casi cómplice- silencio sobre la acelerada sobre presencia haitiana ilegal en la región fronteriza, en Santiago y en la capital podría tener su origen en sus temores fundados de posibles represalias de poderes supranacionales o en acuerdos ocultos no escritos que procuran la homogenización social, económica y política de la isla, que es lo mismo que decir al estilo de “Los Vinchos”, la haitianización del país o la fundición de la isla en un solo Estado.

La política desembozada de haitianización fronteriza, como segundo paso y principal, quedó al descubierto recientemente cuando varios empresarios importantes anunciaron –cual abracadabra repentino- sus alucinantes propósitos de instalar varias empresas en la parte dominicana de la frontera, a modo de freno, según su decir, de la inmigración haitiana, como si uno se mamara el dedo chiquitico del pie izquierdo para no darse cuenta que ello consolidaría y eternizaría la presencia haitiana allí.

“Los Vinchos”, de la Fuerza Nacional Progresista, Miguel Vargas Maldonado, presidente del PRD, y Federico (Quique) Antún Batlle, presidente del partido reformista, que parecieran ser desde ya el embrión de un movimiento político de contención de los planes de homogenización o haitianización del país, han estado intentando monopolizar la defensa de lo que ellos interpretan como los intereses patrios a este respecto.

Lunes y miércoles de cada semana, en el espacio de 8 a 9 de la noche del programa Cara o Cruz, que produce el aspirante a senador por Elías Piñas Fernando Ramírez, por el canal 12 de telecable Tricóm, escucho las intervenciones del ahora diputado Vinicio Castillo Semán, más conocido como “Vinicito”, un ardoroso y convincente defensor de los intereses nacionales frente a lo que ha definido como una conspiración de poderes externos para crear en la isla un solo Estado domínicohaitiano.

De su parte, Vargas Maldonado ha tomado varias iniciativas políticas y patrióticas, como cuando recientemente le ripostó al Secretario General de la OEA su criterio de que el país tenía que acogerse a la sentencia de la Corte Interamericana. “Significaría la disolución de la Nación dominicana”, declaró Vargas Maldonado.

Quique Antún también ha sido reiterativo en denunciar la sobre presencia haitiana y en exigir el cierre definitivo de la frontera domínicohaitiana, y recientemente proclamó que “no nos están invadiendo, sino que ya nos ocuparon. Se incrementa –la inmigración haitiana ilegal. L.C.- de manera preocupante. No se puede permitir que continúe ese caos y desorden en la frontera”.

En buen dominicano habría que decir que “el hombre explotó” y “le entró a dos manos” a la problemática luego de un recorrido por la frontera y de sostener reuniones con representantes de varias organizaciones fronterizas.

Ya antes los tres habían firmado una declaración conjunta fijando posición respecto del Plan Nacional de Regularización de Extranjeros, de donde es dable antever que de ser necesario podrían constituirse en un Comité Central de un frente amplio en las próximas elecciones presidenciales, congresuales y municipales en caso de que el equipo político que está en el poder intentase permanecer 4 años más al repostular al presidente Danilo Medina.

Más claro de ahí no canta un gallo…

¿O tres?