Por: Buena Tinta/Diario Libre - 10/09/2014
La gente se ha quedado esperando decretos
Tiraron un decreto, pero tan pequeño que no llegó a torpedo de Navidad, y no hizo bulla en la calle, pero tampoco en las gradas. Dicen que hambre que espera hartura no es hambre, pero con el morbo no sucede igual.
La gente se pregunta qué pasó que no se produjeron los cambios que el propio Presidente había anunciado, y mucho más que dio el pésame antes de conocerse el muerto.
Se querían las cabezas de los malos funcionarios, y ahora resulta que el desempeño de los altos cargos no deja que desear. Que como decía de los veganos la publicidad de un ron, todos son buenos.
¿Cómo tumbar del caballo a un jinete bueno que gana carrera en la hípica del gobierno? Si el Presidente antes era prudente, ahora luce cauto.
Alguien preguntó en las redes por Prudencia, y otro respondió que andaba con Cautela, y un tercero le siguió el juego diciendo que las dos andaban con el mayor Sigilo.
Ese, al parecer, es el ánimo del gobernante. Prudente, cauto y sigiloso, como si la población pudiera vivir sin las emociones ocasionales de los decretos.
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