Por: Adriano Miguel Tejada - 07/07/2014
No sé de dónde proviene el viejo refrán, pero vale la pena recordarlo: más ruido hace un árbol al caer, que un bosque entero creciendo.
Lo traigo a colación, porque los dominicanos solemos mucho comentar el árbol que cae, y ni nos enteramos del bosque que está creciendo a su alrededor.
Al decir esto, pienso en las decenas de miles de personas que en nuestro país hacen obras de bien, sin salir a cacarearlas por las calles. Señoras que auxilian enfermos. Otros que van a llevar alegrías y oración a personas con dolencias terminales.
Las que donan su tiempo en patronatos, y que sólo reciben “la ingratitud de los hombres”, y aquellos que aportan su dinero a tantas instituciones a las que apenas les alcanza para aliviar el dolor ajeno.
Los dominicanos no vemos ese bosque que crece a nuestro alrededor de gente buena, entregada, con los mismos problemas que los demás, pero que han sabido sobreponerse a sus propias miserias, para dar lo mejor de sí a otro que lo necesita.
Esa bondad no tiene edad. Veo a las viejitas en grupos de oración, pero también veo a jóvenes levantando techos y cuidando el ambiente. Veo a hombres y mujeres que les roban unas horas a sus familias para ayudar a otros que lo necesitan con más urgencia.
La caridad tiene la virtud de que nadie se hace más pobre con ella, y esa virtud, la caridad, es la que va a salvar al mundo, al decir de T. S. Elliot.
Mi aplauso a todos aquellos que hacen el bien sin hacer ruido. Ellos construyen la Patria que queremos.
atejada@diariolibre.com
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