Cuando se juegan partidos interligas en la Liga Nacional, en la Gran Carpa, los equipos de la Liga Americana van en desventaja, en cambio, cuando la sede es en la Liga Americana, los del viejo circuito suman a la ofensiva. 

El béisbol está sometido a cambios, se revoluciona a ritmo vertiginoso y estamos en buen momento para evaluar modificaciones que igualen las reglas para ambos circuitos. 

Desde la temporada de 1973 los lanzadores de la Liga Americana no están obligados a pararse en el home-plato y los dirigentes no lo utilizan, poniendo en su lugar un bateador lo que aumenta su ofensiva. 

No sucede lo mismo en la Liga Americana, donde el pitcher agota su turno normal al bate, como un jugador más de la ofensiva. 

La figura del Bateador Designado ha permitido que jugadores como David Ortiz, sin dudas el mejor del negocio en estos momentos, tengan un espacio para prolongar su estadía en las Grandes Ligas. 

Si tomamos como ejemplo el caso de los Medias Rojas Boston en varias ocasiones de las que juegan en la Liga Nacional, el dirigente ha tenido que dejar en el banco al toletero dominicano, debido a que su mayor efectividad no está en la defensa. Pierde el bateo de Ortiz, quien con su bate ha sido héroe de muchos partidos para el combinado bostoniano. 

En cambio, cuando un equipo de la Liga Nacional visita otro de la Liga Americana, su ofensiva suma un bateador ya que le está permitido que batee en lugar del lanzador, quien está acostumbrado batear en su liga. 

La posición de Bateador Designado, adoptada en la Liga Americana, establece que será sólo por el pitcher, y puede figurar en cualquier lugar en el orden al bate. Las Grandes Ligas tienen establecido que en el Juego de Estrellas, la regla se aplicará sin importar en que estadio se juegue. 

El Bateador Designado de la Liga Americana lo escogen por votación, mientras que en la Liga Nacional es potestad del dirigente. Las reglan establecen que el Bateador Designado debe ser incluido en la alineación desde el principio del partido.