Digo con cierta frecuencia que el divorcio y la separación es uno de los eventos más difíciles para mujeres y hombres en esta cultura. A pesar de las expresiones de los mayores de que "en estos tiempos la gente se casa pensando en la separación" y "por cualquier cosa se divorcian", mi experiencia como terapeuta es que no es tan a la ligera.

Dar el paso es muy difícil y con frecuencia los duelos por la pérdida suelen complejizarse. Mirar lo que está ocurriendo ante los ojos es difícil;  ponerle nombre y comenzar a buscar ayuda suele retrasarse, hasta muy cerca de que la situación se ha deteriorado y la gente se ha provocado mucho daño a sí mismo, al otro y la otra.

Las expectativas sociales con respecto al matrimonio, el tema de los hijos, el aspecto financiero, la distribución de responsabilidades y el establecimiento de una nueva manera de vincularse. La soledad, la renuncia al proyecto de familia que se tenía pensado, la culpa, el miedo, son sólo algunas de las “bregas” que tienen los hombres y las mujeres cuando se enfrentan a un divorcio. Todas estas situaciones provocan mucho dolor y sufrimiento a todos los involucrados, de acuerdo al rol que tengan en la relación, la historia que traiga en su mochila, la madurez, el mundo emocional y las habilidades de resiliencia que su historia familiar le haya entregado como legado.

El sentido del dolor y el sufrimiento es el aprendizaje. La oportunidad de fortalecerse, los descubrimientos que se hacen acerca de sí mismo y los demás, desarrollar la autoestima, la voluntad, en fin, el crecimiento y la posibilidad de convertirse en una mejor persona luego de estas vivencias.

Tengo en la consulta a una mujer de 44 años, profesional, que asiste para afrontar de manera adecuada la decisión de divorciarse. Durante dos años aproximadamente de terapia, ha asumido con gallardía cada una de las situaciones que se le han presentado. Estando en su proceso se acerca la fecha en que cumpliría 20 años de casada si no hubiese venido la separación. Esta fecha le provocó cierta ansiedad y decidió hacer un encuentro con sus amigas. Ya con el encuentro organizado me comenta su sentir y que todavía no sabe muy bien qué hacer en esta reunión. Le planteo darle sentido a la fecha y al encuentro, para esto pudiera pensar y escribir lo que ha ganado, lo que ha crecido y lo que la experiencia le ha aportado, que pudiera ser motivo de celebración.

El resultado es este listado  que aceptó compartir con mis lectores para multiplicar generosamente el crecimiento:

"Hace 20 años hoy, tome la decisión de unir mi vida en matrimonio al que se convertiría en el padre de mis hijos. Hoy 20 años después celebro mis 20 logros más preciados":

1-    Celebro mis tres hijos.

2- Celebro que tomé la decisión más importante de mi vida y la pude mantener hasta su conclusión.

3- Celebro que toqué fondo y logré levantarme.

4- Celebro que una parte de mi murió para darle paso a una parte que renace hoy.

5- Celebro el desarrollo de mi autoestima.

6- Celebro que me enamoré de mí, que me valoro y que lo demuestro al darme el permiso y la libertad para expresar mi pasión. Eso no es auto indulgencia como siempre me enseñaron.

7- Celebro que me permito recibir amor de los demás.

8- Celebro que mi felicidad ya no depende de otro.

9- Celebro que recuperé de vuelta mi sonrisa, mi alegría, mi humor, mi picardía y mis ganas de vivir.

10- Celebro que tengo fortaleza interior y que puedo caminar hacia adelante. Que esa fuerza interior es la que me impulsa a crecer.

11- Celebro todo lo que me ha ocurrido ya que nada ha sido accidental. Cometí los errores que tenía que cometer para aprender y estoy  donde tengo que estar.

12- Celebro mis dones ya que soy única....no hay nadie más como yo.

13- Celebro que encontré y me adueñé de mi luz propia.

14- Celebro que aprendí que tengo mucho por aprender, que sólo abriendo mi mente y mi corazón.....ahuyentando y no dejando entrar los miedos y temores, podré seguir creciendo.

15- Celebro que no me dejo anular y me defiendo porque tengo una voz.

16- Celebro que me acepto y aprecio tal como soy sin necesidad de castigarme o exigirme tanto.

17- Celebro que aprendí que no tengo control de todo, solo de mí. Que no siempre tengo la razón.

18- Celebro mi sensibilidad hacia los animales, especialmente hacia los perros. Que varias veces, su amor, su compañía y su lealtad han sanado mis heridas.

19- Celebro que finalmente accedí a que mi peluquero me recortara el cabello y que aprendí a maquillarme sola.

20- Celebro que hoy me conozco más que ayer y ansío conocerme más.

De esto se trata la vida........

solangealvarado@yahoo.com

@solangealvara2